La época navideña, lo escribo con un suspiro. Las luces, el árbol, y la música se vuelven tan hermosos a pesar de todo el estrés y todas las responsabilidades que dejo ir cuando estoy de vacaciones. El olor a árbol de pino fresco (del pote de la vela) y ese tal “friito que entra de repente” en el mes de noviembre, y que se vuelve una alucinación en la isla caliente en la cual vivo. El pavo y el relleno del Día de Acción de Gracias; y del día después, y del día después, y el día después. Toda la felicidad de tal hermosa temporada y momentos en familia, que a veces se opacan con el ataque verbal de tus familiares curiosos, e indagadores de tu vida personal, escolar, y el futuro que todavía te falta por coordinar un poquito.
Yo adoro a mi familia, en serio, pero hay ciertas cosas que me sacan por el techo durante la época festiva que no me puedo aguantar. Siento que mientras continúo creciendo en edad, las preguntas se ponen más imprudentes, a veces hasta el punto que quisiera que las preguntas volvieran a ser “cómo están los noviecitos?” para poder contestarles con algo que realmente valga la pena y a lo que finalmente, después de varios años, tenga la contestación satisfactoria. Ahora la pregunta que está en los “Top 10” de todos mis familiares es “¿Qué vas a estudiar? ¿Y en dónde?” ya que estoy por pensar que se reúnen a mis espaldas para discutir el repertorio de este año.
Como muchos saben, estoy en el grado 12 de Escuela Superior, y por mas organizada que suene y por más elocuente que estos escritos te digan que soy, no lo creas, es toda una falacia. Actualmente me encuentro súper atrasada en mis solicitudes de universidades, y decidiendo cuál va a ser mi plan para el resto de mi vida.
¡Chica, pero no tienes que planificar tu vida entera, si sólo tienes 17!
¡Precisamente! Ahora, pregunta de seguimiento: ¿Porqué quieren saber? ¿Les afecta en donde estudiaré? ¿Planifican ir a vivir conmigo en la universidad?
Aunque un poco arrogante, es muy cierto, por lo menos para la gente de mi edad. Los adultos no saben cuánta presión nos ponen con sus preguntas. No solo las preguntas, sino que luego de contestarles con mucha fuerza y determinación te contestan con su muy poco humilde opinión sobre porqué estas cometiendo todos los errores, “porque x o y universidad no sirve”, y porqué tu carrera va a ser un fracaso. ¡Esto es lo hermoso de la juventud! ¡No todos sabemos que queremos! Y si eres uno de esos famosos adultos, o te sientes atacado por mis preguntas, siento decirte que mi generación te juzga de lejitos, y te vamos a enseñar que estás equivocado. Nosotros tendremos nuestros momentos de cometer errores monumentales, y tener nuestros grandes aciertos. Aunque se sientan que nos están economizando muchos líos en el futuro, ustedes tuvieron su propio tiempo para aprender de ellos, ¡y nosotros lo necesitamos también! Así es que la próxima vez que te sientas con ganas de preguntar, sé receptivo, o no preguntes nada, mi generación te lo agradecerá.