Un grupo de amistades siempre tiene a estas tres personas; la que esta media tostá, la que piensa que todo es una mala idea, y la mama gallina que cuida a sus pollitos. Yo llevo cuidando pollitos toda mi vida, aún sin saberlo.
Mi niñez tiene sabor a sandwichitos de peanut butter con jalea de “estroberi”, y nesquick rosado. Pero mi niñez se escucha como una eterna conversación abierta con mis padres. Cuando nos criaron a mi y a mi hermano mayor, nos añoñaron con el conocimiento de que podíamos hablar con nuestros padres de “lo que se nos saliera del forro,” y a raíz de eso no creo en tabúes ni en secreteo, todo tema es tema de sobremesa.
Fui la última de mis amigas en estar en una relación amorosa “seria” (o lo que sea que signifique eso en la escuela superior), pero siempre fui a la que iban con las quejas buscando que, como mantecado de chocolate, le curara las heridas y las aconsejara. Total, mi consejo seguía siendo el mismo: “no seas tan pendeja, y dile que te molestó lo que te hizo.” Como buena psicóloga, a mis 18 años saqué un podcast.
Mi podcast comenzó como una conversación; íbamos a hablar de todo. Y cuando se empezó a apretar la cosa, y comencé a pasar por unos procesos de vida dolorosos (tu sabes, los básicos: breakups, depre, dating, breakups con gente que ni fue pareja mía… seguimos) me puse a contarlos en metáforas y consejos facilitos de recordar (y aplicar). Yo comparto mis experiencias de vida por el mero hecho de que uno nunca sabe quien esta pasando por una situación similar a la tuya, y para no sentirme tan sola en este mundo tan grande, buscaba quien se relacionara conmigo.
El único problema es el siguiente: luego de recibir mensajes de apoyo y solidaridad de personas a quienes les llegó mi mensaje en un momento perfecto, me di cuenta que soy toda una profesional aconsejando pero cuando llega el momento de tomar acción en mi vida soy un desastre con dos patas.
Mi consejo de hoy: si has llegado hasta este punto del escrito, es que imagines tu vida como si estuvieses en un avión que está a punto de desmadrarse en pleno Hudson River (flow Sully); ponte tu mascarilla de oxígeno antes de ayudar a la persona a tu lado. Si tú no puedes funcionar, no puedes ayudar a otra gente a encontrar cómo funcionan. Y es por eso que mi meta es darte consejos, hasta que se me pegue aplicármelos. Porque así funciono yo.
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